sábado, 17 de septiembre de 2022

El mar de los sentidos

No te rindas nunca – Fotografía de Nikos Economopoulos

17 septiembre 2022

Miré por la ventana y no, no había apenas luz … no podía dormir. Me senté y empecé a escribir …

“Notaba que el mar de los sentidos se escapaba hacia la oscuridad de la cueva de una vida sin sentido. Las penas se hicieron tormentas, la discapacidad se convirtió en una pesada viga caída en el pecho, en un derrumbe y que la luz se apagaba sin que nada, ni nadie, pudiera impedirlo. Me agarré a un madero de ilusiones que flotaba en las bravas aguas de la desesperación y gracias a ello conseguí superar la ola de la decepción … me agarré a la vida, a lo que tuve, a lo que tengo y a lo que quiero tener. La vida es corta y quiero volver a emborracharme con ella, con sus piernas, con su estilo, con su elegancia, con sus formas, darle lo que me pida y a aceptar lo que me quiera volver a dar antes de que me llame ingrato. De momento le voy a pedir que, simplemente, me deje estar con ella.”

- Luego me levanté de mi silla dando los tumbos de rigor. Hacía un sol espléndido. El vecino y sus cánticos bajo la ducha dejaban notar cierto agradecimiento a una noche de placer poco intelectual. Volví a la ventana y pensé que el mundo era todo para mi… mucho más ahora que mi urólogo, como buen médico que no quiere marcharse ni a empujones del empleo en el Hospital (está recién ascendido), me trata como si fuera su Padre. La vida es así, a veces te hace feliz activando a cualquier invitado, por muy desconocido que te parezca. El lunes empieza mi otoño caliente, él (mi urólogo) tiene la llave de mi futuro inmediato.


@etarragó


Cuatro de mis mejores refugios


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